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16 noviembre 2006 

¿Existe la voluntad popular?

Si hay un concepto al que le tengo poco respeto es el referido al "pueblo".

"Pueblo" es probablemente una de las palabras que contiene intrínsecamente más cualidades positivas.

Hacer referencia a este concepto es prácticamente referirse a una voluntad santificada. Sin embargo, ¿cuál es esa voluntad? O, mejor ¿de quién es esa voluntad? ¿Qué o quién es el pueblo? ¿Es la voluntad del conjunto de individuos? ¿Es la voluntad que surge como factor común de esos individuos?

Si es la suma de las voluntades, entonces, el concepto de pueblo se convierte en un mero intento de simplificar toscamente los innumerables objetivos, necesidades y diferencias que se hallan en una sociedad. La imposibilidad de este objetivo lo transforma en nada.

Si es el factor común, ¿qué tan extensa sería la voluntad resultante? Si las diferencias inter-individuales son tan grandes, resulta evidente que el factor común será pequeño, y tendiendo a cero siguiendo el ritmo de la mayor complejidad social implícita en la evolución histórica.

Queda una tercera opción: que la "voluntad popular" sea solamente la voluntad de aquellos que pueden imponerla (por la fuerza, por el carisma o por lo que sea).

"Pueblo" se asemeja mucho a rebaño. Y todo rebaño necesita un pastor que lo dirija. Son quienes se aprovechan de la imposibilidad de saber cuál es la verdadera voluntad del pueblo, para imponer la propia.

Esta imposibilidad de determinar la voluntad popular es la que lo convierte en un concepto-cáscara, que por dentro no contiene más que la nada. Es por esto que los pastores nunca exaltan la voluntad popular per se (porque no se conoce ni se conocerá), sino que el extasis discursivo proviene del hecho de que el pueblo tenga voluntad. E, indefectiblemente, se trata de una voluntad que ellos representan (¡y crean!).

Entonces, si la voluntad popular es en el fondo la voluntad de unos pocos, ¿es una voluntad que legítimamente puede gobernar la vida de todos?

En otras palabras, ¿tiene más valor o legitimidad la voluntad disfrazada de popular de un grupo de personas que la voluntad individual de cualquier otro miembro de la sociedad?

Y no, la "voluntad del pueblo" no existe, simplemente porque el "pueblo" tampoco existe.

Es un mero recurso retórico, una noción cargada de emotividad, que a lo largo de la historia no ha tenido otro propósito que legitimar las atrocidades de quienes se declararon "intérpretes" de la voluntad del "pueblo".

Resulta extraño que todavía haya tontos que no entiendan que los únicos dotados de voluntad son los individuos, y que la "voluntad del pueblo" no es más que la voluntad individual del tiranuelo de turno, o a lo sumo de la pequeña camarilla que usurpa el poder.

Nada bueno se ha hecho jamás en nombre del pueblo. Sólo guerras, matanzas, persecuciones, torturas.

Vamos a tener un mundo mejor el día que la idea de "pueblo" sea definitivamente olvidada, y basemos nuestras relaciones en un auténtico respeto a la libertad y dignidad de los individuos.

Lo que más llama la atención es la cantidad de gente que constantemente apela al pueblo para justificar sus ideas. Sin embargo, cuando se les pide definir concretamente que es el pueblo y cuál es su voluntad, el silencio aturde.

Vayamos por partes...estoy de acuerdo con que la remanida voluntad popular es solo un recurso a un ente dificil de medir día a día, salvo que le otorguemos caracter vinculante a las encuestas, que después de un crimen atroz dan 80% de consenso a la pena de muerte, y a la semana baja al 20%.
Pero la democracia representativa, que es lo mejor que tenemos hasta quie se invente otra cosa(lo dudo), exige que periódicamente se consulte a la población para que mediante una mayoría(circunstancial siempre) elija a los que deberán gobernar en su nombre.
Esa mayoría puede elegir bien o mal, pero los que sufren ese buen o mal gobierno son los mismos que lo eligieron, lo que es mucho mejor que sufrir los desaciertos de un gobierno elegido por una "minoría ilustrada" o por una vanguardia esclarecida.
El sistema republicano también establece los fernos y controles para que ese voto mayoritario no se traduzca en una tiranía elegida, o para que las (circunstanciales) minorías tengan la posibilidac de convertirse en mayoría en el próximo turno.
Creo que esta casi todo inventado, y a los países les va bien o mal de acuerdo a la sabiduría de sus mayorías, y los demás a joderse....
(en este momento me incluyo entre los que se joden)

Margaret Thatcher nunca decía pueblo.
Para referirse al pueblo decía "los individuos" y "las familias".

Existe la familia?

Fernando, y que tiene que ver una cosa con la otra?

En todo caso su pensamiento y su práctica iban de la mano: ambos básicamente individualistas.

En cambio, quienes apelan al pueblo constantemente, al final siempre terminan haciendo, y no puede ser de otra forma, lo que es más acorde con sus preferencias personales.

Otro tema, es dificil saber cuando en inglés uno se refiere al "pueblo" o a la "gente", ya que usan la misma palabra para ambas cosas. Es un detalle del lenguaje que significa mucho.

hola! la clave está en Rousseau, quien acunó el término.

La voluntad popular no es la suma de las voluntades individuales, sino una voluntad profunda y algo misteriosa que se expresa cada cierto tiempo en las elecciones y después se que da como en receso durante el resto del tiempo.

Un tema tan interesante como todos los que propones. Gracias!

Un saludo muy grande!

"La voluntad" no existe, debería considerársela sólo como una manera abreviada de hablar. Lo que existen son actos volitivos emitidos por individuos dotados de un sistema nervioso con tales y cuales características, que se desarrollan y viven en sistemas sociales complejos. Pero "la voluntad" es algo que sólo puede predicarse de individuos, a mi entender. No existe la "voluntad del pueblo" como no existe un "inconsciente colectivo", porque un "pueblo" no tiene cerebro, los que tienen cerebros son los individuos.

Marta, no creo que las elecciones cada tantos años sean algo diferente a la expresión de muchas voluntades individuales. No creo que haya que buscar misticismo donde no lo hay.

Gabus, estoy plenamente de acuerdo con vos.

Insisto con que me parece extraño que muchas personas que usualmente comentan en este blog y que apelan en sus razonamientos al pueblo y a su voluntad, callen cuando se les pide una definición.

Hola, soy Claudia de Flores. Para referirme al pueblo les voy a hablar en términos de filósofos liberales, que son creo yo los que ustedes más deben haber leído. Hobbes se remitió a la figura mítica del Leviathan (monstruo) en una Inglaterra signada por las persecuciones religiosas y las guerras civiles. Había "pequeños poderes" por todas partes que rivalizaban entre sí, y también grandes, desde luego. El Leviathan se constituye por la suma de todos los individuos, pero no es esa mera suma sino algo más: reúne en sí todo el poder del gobierno concentrado (época del absolutismo). El pueblo, así unido, conformaba al Leviathan. John Locke, otro inglés tan venerado como poco leido, dice que el monarca no tiene derecho a hacer lo que quiera: hay un límite a la autoridad, y si ese monarca lo sobrepasa, el pueblo puede hacer uso de la resistencia civil y echarlo (sino, preguntenle a De la Rua). Y Rousseau, como mencionaban por ahí, habla de la voluntad general. Pero no en época de elecciones (en las que Rousseau no creía en absoluto; de hecho, ni siquiera creía en la representación política), sino siempre.
El liberalismo fundó el concepto de pueblo para oponerse a la monarquía absoluta, y sus confundidos discípulos sólo ven en él a un fantasma amenazante.

Claudia, el gran tema es que los filósofos que mencionás (quizás con la excepción, en parte, de Rousseau) hablaban principalmente de derechos individuales (no colectivos).

Con el transcurso del tiempo, el concepto de "pueblo" se desfiguró (vía Hegel y Marx en la teoría y los estados totalitarios surgidos a principios de siglo en la práctica).

Desde ahí, pueblo surge como un concepto casi místico. Nos es el conjunto de voluntades, es una voluntad en sí. Pero una voluntad que nadie conoce, pero a la que muchos apelan.

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