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15 febrero 2006 

Teléfonos

Telefónica anunció que retira su demanda contra el Estado argentino ante el Banco Mundial. Aunque seguramente el gobierno presentará esto como un logro, habría que ver cuantos años más de monopolio cuesta.

Al privatizarse la antigua Entel en 1990, se pasó de un monopolio estatal a un monopolio público. Supuestamente esta situación duraría 10 años, período luego del cual el mercado se abriría a la competencia. Ya pasaron 15 años, y el monopolio sigue, y obviamente seguirá quién sabe por cuantos más.

Pero el problema no es Telefónica, que aprovecha sus oportunidades (a costa del resto de la población, eso sí). El problema es el Estado Argentino, que regula a cambio de concesiones y sin pensar en los mejor para los ciudadanos.

Lo que se necesita es, simplemente, que el Estado deje de intervenir en los temas en los que no debe, como por ejemplo:

- Servicios telefónicos
- Televisión abierta y por cable
- Radios
- Electricidad
- Correo
- Transporte aéreo

Y ese sería sólo el comienzo de una extensa lista.

En la Argentina siempre vuelven los grandes clásicos. Esta vez les cambiaron la forma, pero es más de lo mismo. Para todos los fines prácticos, las empresas de servicios públicos han sido nacionalizadas. El gobierno controla políticamente (es decir, arbitrariamente) las tarifas, las inversiones, la gestión empresarial, las contrataciones, las compras de insumos, etc. A los teléfonos, ferrocarriles, energía eléctrica y demás lo único que le queda de privado es el nombre.

De todo esto a hacerse cargo directamente del servicio hay solo un paso. Creo que vamos a tener novedades muy pronto. Desde la devaluación de enero de 2002 las concesionarias están tratando de lograr alguna salida lo menos costosa posible.

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