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01 agosto 2006 

Indignidad

Ayer viví uno de los momentos más indignos de mi vida: tuve que solicitar un "certificado de buena conducta".

Como todos sabemos, el Estado, ese intachable gran amigo de todos, es el que decide cuando una persona es "buena" o "mala". Aclaro que me calificaron como "bueno".

Durante el proceso, me sentí ultrajado. ¿Por qué el Estado tiene datos sobre mi persona? Es una cuestión que me obsesiona profundamente. Me hace sentir una revolución violenta en mi interior, y hace aflorar mis sentimientos más anarquistas.

Se que muchos dirán: "es una pavada... no es para hacer tanto lío".

Pero para mi si lo es. Y es lo que me me importa. Me molesta enormemente depender de que el Estado me cualifique. ¿Acaso vale más la palabra de un ente frío y burocrático que la mía? ¿Por qué? ¿Quién le dió ese derecho? Por lo menos yo, no. Y nunca se lo daré.

Abajo decís "no seguridad = no impuestos", y acá llorás por una de las manifestaciones del uso del aparato estatal para proveer seguridad (leáse, tener información sobre la gente que atenta contra la propiedad y el bienestar de otros). No es un poco incoherente?

No sería lindo explotar el registro civil. Volvamos a las sanas tardiciones anarquiestas.

Mejor lo hacemos optativo y listo. Que se anote el que quiera.

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